jueves, 20 de noviembre de 2008

A la francesa

Justo cuando el mito de Paris mostraba indicios de desaparecer, renace de las cenizas. Es el ave fenix, los arquetipos que despiertan en la ciudad.
En la esquina de un café, no importa el nombre, una pareja heterosexual habla mientras beben cafe.
Depronto la pierni larga se levanta y grita que no quiere escuchar más a su amante. Está bastante molesta. Parece que va a lanzar la mesa a metros.

Pero no, su compañero logra retenerla y la hace sentar. Le pide que se calme. En realidad a las francesas les gusta seguir este juego del tire y afloje. La partida se repite varias veces, pero al final, ella, de sombrero ruso negro, tez blanca y rouge à lèvres, se levanta y se va.

El hombre queda sin palabras, tratanto de no mostrar su aparente molestia. Sabe que la perdió pero no para siempre. No es del otro mundo tener dos amantes...

Por estos días las rupturas se multiplican. Un panorama depresivo para esta época del año, en medio de crisis del poder de adquisición y de una navidad que se avecina a pasos agigantados.

Habrá que esperar a los estragos de las fiestas de diciembre, en medio de tanto vino y Beaujolais que a propósito salió a la venta hoy, gran acontecimiento nacional) y champagne, los cuerpos pierdan las cabezas compañeras y propiciar encuentros inesperados.

Finalmente, Paris es la ciudad el amor y del desamor. A pesar de la indiferencia.

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