lunes, 24 de septiembre de 2012

El "gestito"

Galván no podía entender su actitud de adolescente enamorado. Un actitud que llegaba con lustros de retraso y que comenzaba a incomodarlo.
Al regresar de trabajar pasaba por la panadería a comprar un corazón de hojaldre. Se sentaba en el escritorio y sacaba de un cajón toda la parafernalia: el bloc de esquelas, los esferos y los sobres. Pasaba horas escribiendo sus notas, sacrificando horas de sueño. No ponía la cabeza en la almohada hasta que no estuviera contento de la nota, del tono, del tema del mensaje, de la caligrafía.

Desde que comenzó con la costumbre de enamorado dormía menos horas, sabía que debía llegar por lo menos quince minutos antes que Anita para no ser visto poniendo el café y el sobre. El gesto era calculado, tanto como el puesto estratégico que había encontrado para ver la reacción de la secretaria a escondidas.

Anita, a pesar de la insistencia de Galván, seguía aceptando el regalo con la misma frialdad. Ni siquiera un gesto de agrado, ni de intriga.En la cafetería, a la hora del almuerzo, los colegas de Galván hablaban de "gestito", como le decían, mientras sospechaban cada uno del otro de ser el autor del regalo diario.

Galván había escuchado un par de veces conversaciones sobre el "gestito", como lo llamaban los otros pretendientes, mientras sacaba un bloque de fotocopias. En esa charla decían que iban a hacer caer al responsable, que quedara al descubierto y peor, al ridículo frente a Anita.

Al día siguiente, Galván llegó a las nueve menos cuarto para dejar su mensaje de amor. Pero se llevó tremenda sorpresa. Había un enorme arreglo de flores sobre la mesa, de esos que llevan rosas, girasoles, adornados por cinta de agua  color rosa. Sus colegas estaban frente al enorme ramo, con las manos en la cintura a la espera de Anita. Escondió pronto la esquela en el bolsillo del abrigo y comenzó a tomarse el café con leche a las malas, -odiaba la mezcla de cafeína y leche-, dirigiéndose a su escritorio.

Mientras, en la puerta del ascensor, Anita lo seguía con la mirada hasta perderlo de vista.



No hay comentarios:

Publicar un comentario